
Dioses blancos, es una intervención en la tradición del 'Teatro Invisible' de Augusto Boal y una acción inspirado en el Situacionismo.
Vestidos con guardapolvos blancos, los miembros del ensemble de sin casas (RATAS 07) entran a la Clínica capitalina, Charité. En grupos de tres y cuatro, los sin casa pasan por la guardia/ recepción y se meten entre los visitantes de la cafetería del hospital. Los falsos médicos se sientan en mesas diferentes y, de vez en cuando, alguno de ellos se levanta para debatir con sus colegas sobre operaciones o “pequeñas fallas de praxis”. Existe una intensa necesidad por informarse y comunicar las últimas investigaciones; mientras toman cerveza, vino y fuman. Dos de los RATTEN, Gunter y Jumbo están vestidos de "civil" y registran las reacciones de los visitantes. “Algo es raro”. “Sí, el doctor era algo extraño”. “Nunca ví tantos de ellos juntos. Son como una mafia”. Una anciana, horrorizada: “Ahora incluso, hasta los punks llegan a ser médicos”. Los médicos piden a algunas personas sus mesas y sillas para armar, con ellas, una larga mesa de conferencia. Dos mujeres engullen rápidamente sus copas de helado en pocos minutos, porque quieren dejar libres sus puestos para los doctores del “Congreso”.
De repente, Gunter sufre un desmayo. Jürgen, el ex carnicero le abre los botones de la camisa y comienza un masaje cardíaco rítmico. Nuestra enfermera Yvon se apresura al mostrador en busca de agua. Algunos de los RATTEN ayudan espontáneamente. Otros miran con tranquilidad la intervención. Sísifo: “Yo era médico militar en Stalingrado. No hay nada nuevo. Todo ya pasó”. La emergencia tiene que ser tratada en el piso. Los visitantes de la cafetería son los que abren las puertas para que los médicos puedan pasar con el paciente. Hasta los médicos reales saludan, y los RATTEN devuelven la atención asintiendo con la cabeza.
En la búsqueda de la sección adecuada para el tratamiento del paciente, el grupo de ayuda usa los ascensores. Apenas entran, Rolfi pierde una navaja que cae de su bolsillo. Mex derrama su café, y los otros usuarios del ascensor están evidentemente confundidos. En las estaciones 5, 7 y 8, ocurre lo mismo. Los médicos reales pasan, saludan y los Ratten asienten con su cabeza. Después de una hora, los RATTEN salen del hospital sin que nadie note que no son profesionales reales. Saludan a la guardia. “Hasta mañana”.
Documentamos la acción con la fotógrafa Ute Mahler que hizo imágenes en secreto, y una periodista que luego publicó el relato de la acción en la revista Stern.